Todo comenzó en 2015, cuando Jean se fue al MIT en Boston para investigar robótica mientras su prometida Melodie se quedaba en Francia. Quería encontrar una manera de enviar no solo mensajes, sino también su amor sin importar la distancia. Así nació Lovebox, construida en un makerspace en Francia (esa es la simpática caja de madera a la izquierda de la imagen). Cuando los visitantes del makerspace descubrieron Lovebox, pensaron que este invento no solo podría ayudar a las parejas a distancia, sino que también podría ayudar a todos a enviar muestras especiales de afecto a sus seres queridos. Lovebox, como startup, nació con una misión única: aprovechar la tecnología para ayudar a las personas a sentir y expresar amor.

Hoy somos un equipo de 10 personas para ayudarte a compartir más amor cada día y alegrar tus días. Mientras las grandes tecnológicas se esfuerzan por captar nuestra atención al máximo, nosotros defendemos el amor, ayudando a todos a dedicar unos minutos, incluso en un día ajetreado, a enviar una muestra de cariño. Porque creemos que cada muestra de cariño hace del mundo un lugar mejor.